Mes: agosto 2017

El fantasma de Jaime Rafael

Un fantasma persigue a Gustavo Sánchez Vásquez.

El ex alcalde de Mexicali, Jaime Rafael Díaz Ochoa, deambula por los pasillos del palacio municipal, generando que la presidencia del actual munícipe camine con una piedra, o varias, en el zapato.

La entrega de 335 placas de taxi, justo antes de que concluyera la administración de Díaz Ochoa, y presumiblemente distribuidas entre transportistas, regidores y empresas ligadas al PRI, continúa sin investigarse por el actual gobierno local.

El Congreso de Baja California rechazó las cuentas públicas de Desom, correspondientes a la administración de Jaime Rafael, por presuntas irregularidades en adjudicación directa de licitaciones por más de 2.5 millones de pesos. Diego Echeverría Ibarra, entonces titular de Desom, es protegido de Díaz Ochoa y actual regidor en el gobierno de Gustavo Sánchez; gobierno que, lógicamente, continúa sin investigar.

La obra del Bus Rapid Transit, conocida como BRT, y en la cual se invirtieron más de 250 millones de pesos, se mantuvo completamente congelada durante todo el trienio de Jaime Rafael. Supuestamente los camiones no cabían en los carriles, lo cual resultó ser completamente falso. La ciudadanía continúa esperando sanciones contra los responsables de la anterior administración municipal.

Antes de partir, Díaz Ochoa tuvo tiempo también de aprobar la basificación de 113 plazas sindicales ilegales para empleados burócratas, las cuales representan 2 mil 100 millones de pesos. Entre los beneficiados se encuentran familiares de la entonces líder sindical y hoy diputada del PAN, Victoria Bentley Duarte. Nada ha hecho el actual Gobierno Municipal al respecto.

El XXI Ayuntamiento de Mexicali, encabezado por Jaime Díaz, incurrió en gasto excesivo para la reparación de patrullas. De manera directa, y sin licitación pública, se otorgaron 23 millones de pesos en 2014, y 24 millones de pesos en 2015, por concepto de talleres y reparación. La ciudadanía seguimos esperando que los responsables de Grupo Racota enfrenten a la justicia.

Poco importa el esfuerzo que el actual presidente municipal, Gustavo Sánchez Vásquez, realice para construir un buen gobierno. Poco importa su acuerdo con la burocracia para desocupar cerca de 300 plazas. Poco importa si soluciona el grave problema de recolección de basura. Poco importa si consigue recursos para realizar obra pública. Poco importa si logra abatir el terrible problema de inseguridad. Poco importa si logra cumplir todos y cada uno de los ejes de su Plan Municipal de Desarrollo 2017-2019.

Poco importa… pues lo único realmente importante es el combate a la corrupción. Los mexicalenses estamos cansados de tanto abuso, tanta opacidad, tanto enriquecimiento por parte de nuestros gobernantes.

Si la alcaldía de Gustavo Sánchez Vásquez, a través de su síndico procurador, Blanca Irene Villaseñor Pimienta, no contempla perseguir los innumerables, innegables e insultantes actos de corrupción del alcalde anterior, bien podría entonces tomarse a la ligera su gestión al frente de la ciudad, ya que los ciudadanos ni siquiera podremos ver las acciones de su gobierno, estaremos ocupados observando al fantasma de Jaime Rafael.

*El autor es abogado y conductor de televisión.

*Columna escrita originalmente para el periódico La Crónica de Baja California.

¿Pagar el impuesto predial?

Según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Reino Unido, Luxemburgo y Francia recaudan entre 4% y 5% de impuesto predial como porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB). En países latinoamericanos, mucho más similares al nuestro, Uruguay recauda 1.12%, Colombia 0.71%, Chile 0.69%, y Argentina 0.58%.

En cambio, en México únicamente percibe 0.15% del PIB, registrando así la recaudación de impuesto predial más baja de los países que integran la OCDE.

En la ciudad de Mexicali, históricamente alrededor del 50% de contribuyentes no paga su impuesto predial; en términos monetarios, dicho porcentaje representa más de 500 millones de pesos, una cantidad sumamente importante para un municipio que encuentra problemas financieros quincena tras quincena.

¿Por qué los gobiernos municipales recaudan tan poco impuesto predial? Podemos encontrar diversas explicaciones, todas ellas con algo de razón: (i) Mientras más recursos federales recibe un municipio, menos se preocupa por recaudar impuestos; (ii) los ayuntamientos no cuentan con la infraestructura necesaria para cobrarlo; (iii) hay una falta de cultura recaudatoria a nivel municipal.

Sin embargo, estoy convencido la razón principal es que (iv) la alcaldía no se da a la tarea de convencer al ciudadano de pagarlo, no genera la confianza suficiente para que la población opte por cumplir con este tributo.

En el pasado, muchos ciudadanos han expresado su decisión de no pagar el predial por no confiar en el presidente municipal en turno, y, tras la salida de dicho gobernante, pagar el impuesto si el nuevo munícipe les inspira confianza.

Ello deja claro que el problema no es únicamente técnico, sino político. Si miles de ciudadanos salen a las calles a protestar contra ciertas iniciativas de ley o políticas públicas, miles también pueden salir a cumplir con su responsabilidad tributaria.

Lejos de entenderlo, nuestro Gobierno Municipal publicita cada año los mismos descuentos, los mismos intentos fallidos de atraer a la población; naturalmente, cada año vemos también a los mismos ciudadanos acudir a pagar.

Por si esto fuera poco, aquellos que cuenta con mayores recursos económicos, sean personas físicas, instituciones bancarias o empresas, tienden a ser los más incumplidos, lo cual genera un evidente perjuicio para los que menos tienen.

El mismo presidente municipal, Gustavo Sánchez Vásquez, ha dicho en repetidas ocasiones que los primeros en cumplir con el pago del predial son los que menos tienen, y que, en cambio, fraccionamientos de primer nivel, que tienen hasta alberca, tienen años sin pagar.

Acostumbrados estamos a los malos gobiernos, a la corrupción municipal en trámites y permisos, a los baches, a la intermitente recolección de basura, a la falta de áreas verdes, y, recientemente, a la grave inseguridad.

Si un gobierno local verdaderamente tiene interés en incrementar su recaudación, valdría la pena que comenzara respondiéndole a la ciudadanía una simple pregunta: ¿Por qué debería pagarte el impuesto predial?

*El autor es abogado y conductor de televisión.

*Columna escrita originalmente para el periódico La Crónica de Baja California.

Gustavo Sánchez y su acuerdo “histórico”

La semana pasada el presidente municipal de Mexicali, Gustavo Sánchez Vásquez, anunció su gobierno dará cumplimiento al proceso de jubilaciones y pensiones de 269 trabajadores del Ayuntamiento de Mexicali, un problema que se venía arrastrando de mucho tiempo atrás.

El alcalde blanquiazul catalogó el acuerdo como histórico, asegurando traerá grandes beneficios. Al desocuparse estas cerca de 300 plazas, el primer edil argumenta habrá oportunidad de reestructurar la administración municipal, generar un ahorro que ayude a sanear las finanzas públicas, e inclusive cubrir el incremento salarial de la burocracia.

Llevamos años escuchando el Ayuntamiento no tiene un sólo centavo, ¿De dónde salieron los recursos para poder cubrir esta deuda? ¿Les pagaron de contado? ¿Hicieron un convenio con ellos? ¿Hubo ayuda por parte de Issstecali? ¿De dónde salió el dinero?

“Quiero reconocer que Issstecali nos ayudó. Es un pago que se va a hacer en plazo. Es un pago que se hace en parte en efectivo, y en parte en especie con inmuebles. Hubo la disposición de Issstecali de ayudarnos en esa parte”, me comentó Gustavo Sánchez Vásquez en entrevista para el programa La Hora 25.

El tema más delicado en este famoso acuerdo es saber qué ocurrirá con las plazas que se desocuparon, ¿Realmente habrá una restructura en el gobierno? ¿O dichas plazas volverán a ocuparse y caeremos en exactamente lo mismo?

“No, de ninguna manera. No hicimos el esfuerzo tan importante de cubrirle a Issstecali los adeudos que había por esos 269 trabajadores, y lograr un beneficio en la nómina de ya no tener que pagar esos sueldos, para luego entonces regresar a lo mismo. No. Y por eso hablo de la seriedad, y del compromiso, que con el Sindicato hubo”, me dijo un enfático alcalde de Mexicali.

El presidente municipal asegura este acuerdo no únicamente permitirá un ahorro que se traduzca en servicios para los mexicalenses; sino que, además, comenzará un reordenamiento de la administración pública municipal para volverla más eficiente y menos costosa.

“Yo te puedo asegurar que no requiere crecer la recaudación municipal con más cajeras. No requiere crecer la oficialía del registro civil con más personal de taquigrafía. Pero sí requiere crecer el departamento de limpia, porque cada vez hay más colonias y nuevos fraccionamientos…Es cuando entras a hacer una reingeniería, dónde se necesita crecer, y dónde no se justifica, no sólo no crecer, sino la oportunidad de decrecer porque hay exceso de personal”, concluyó convencido el mandatario municipal.

Jubilar a 269 empleados son buenas noticias. Generar un ahorro para el Ayuntamiento de 80 millones de pesos son buenas noticias. Sin embargo, Gustavo Sánchez se equivoca al catalogar como histórico su acuerdo con la burocracia.

Histórico será si esos millones realmente se traducen en obras y servicios para la ciudadanía. Histórico será si mañana encontramos un gobierno local menos abultado y más eficiente. Histórico será si el ciudadano común puede palpar los beneficios de estos acuerdos políticos.

*El autor es abogado y conductor de televisión.

*Columna escrita originalmente para el periódico La Crónica de Baja California.

Reconstruir Mexicali

¿Qué vamos a hacer con y por nuestro municipio? ¿Qué haremos por levantar una ciudad sumergida en basura, desorden e inseguridad?

Mexicali se está cayendo a pedazos y, contrario a lo que algunos piensan, ningún político vendrá a nuestro rescate. Ni Osorio Chong, ni «Kiko» Vega, ni Gustavo Sánchez, van a solucionar la problemática de una ciudad irreconocible para sus propios habitantes.

Podemos seguir quejándonos cada que ocurra un nuevo homicidio, cada que nos enteremos del más reciente robo a la casa del vecino, o cada que tengamos conocimiento del novedoso saqueo al comercio de la esquina.

O bien, podemos comenzar una revolución ciudadana. Podemos construir nuestra propia infraestructura de participación social. Podemos crear una red de mexicalenses dispuestos a dar parte de su tiempo, dinero y esfuerzo en levantar esta ciudad.

Nuestras autoridades municipales y estatales dicen querer conseguir mayores recursos para poder combatir la inseguridad. Si el dinero fuera la solución, entonces entidades millonarias, como el Estado de México, no estarían sufriendo del mismo problema.

Vale la pena ilustrar con otro ejemplo. México es el país de la OCDE que más invierte en educación, por delante de Alemania, España y Francia. A pesar de ello, nuestra nación cuenta con el último lugar en materia educativa de todos los países miembros de dicha organización.

El dinero, estimados políticos del tercer mundo, no es la solución. Mayores recursos únicamente implica mayor ineficacia, mayor corrupción y los mismos problemas.

A diferencia de nuestra mentalmente limitada clase política, los ciudadanos debemos aprender a pensar fuera de la caja, debemos buscar formas de participación política que nos permitan trabajar en acciones colectivas para mejorar la ciudad.

Nuestros políticos locales quieren presupuestos millonarios para supuestamente reducir los índices delictivos; pero hemos visto desfilar alcalde tras alcalde y en Mexicali ni siquiera contamos con buen alumbrado público en toda la ciudad, factor indispensable en todo municipio seguro.

Nuestros políticos locales quieren mayores fuerzas federales para ocupar las calles de nuestra ciudad; pero hemos visto desfilar alcalde tras alcalde, y en Mexicali ni siquiera contamos con la correcta cantidad de parques, espacios públicos y áreas verdes, factor indispensable en todo municipio seguro.

Pareciera que los ciudadanos tenemos únicamente el poder de elegir representantes cada ciertos años. Y es precisamente la ineptitud de dichos representantes, la cual ha hecho que ya ni siquiera queramos ejercer ese poder. Nuestro actual presidente municipal ganó la elección con un total de 80 mil votos, en una ciudad que cuenta con un millón de habitantes. Nuestra democracia simplemente ya no funciona.

Los ciudadanos podemos ejercer poder, no cada tres años, no cada seis años, sino todos los días. Podemos traducir las históricas manifestaciones registradas a principios de año, en una participación política directa, colectiva y efectiva.

Podemos seguir sentados viendo la omisión de la clase política. O bien, podemos salir a pintar, a limpiar, a iluminar, a sembrar. Podemos decidir sobre el presente y futuro de nuestra ciudad.

*El autor es abogado y conductor de televisión.

*Columna escrita originalmente para el periódico La Crónica de Baja California.